Al amanecer del atardecer una lluvia de nubes vi caer,
entre ellas mi sonrisa se veía desvanecer,
un pedazo de cristal se dejaba ver,
mientras la arena en mis manos empezaba a arder,
un puñado de tierra a mis ojos tu lanzaste,
mientras la llama iniciaste,
no hay lugar para los dos en mi cabeza,
es tiempo de dejarte ir, no te sorprendas,
mientras alguien dice groserías,
el eco lo acalla con sonrisas,
un adios espero que esto sea,
adios al sueño que nunca fue posible.
viernes, 13 de febrero de 2009
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